Sumergido en un estado completo de ilusión y tranquilidad, el Barça afronta la última ‘etapa’ de un difícil tramo de calendario que ha servido para convertir al elenco de Flick en candidato a todo. Seguramente mucho antes de lo previsto. En San Sebastián, los azulgranas buscarán tres puntos de oro que les permitirían marcharse al parón de selecciones enviando un claro mensaje de autoridad a un Real Madrid que tiene esperanzas depositadas en el equipo de Imano Alguacil.
Después de una nueva goleada frente al Estrella Roja, el líder sabe que el botín de esta noche es mayúsculo. Primero, en lo numérico. Vencer ante la Real Sociedad supondría mantener el colchón de nueve puntos con el eterno rival, que tiene un partido menos, cuando se habrá completado ya el primer tercio de Liga. Pero tanto o más valor tendría para el Barça el factor psicológico. Salir también airoso del Reale Arena, uno de los estadios más exigentes del campeonato pese a que los guipuzcoanos no terminan de arrancar este año, reforzaría aún más la sensación de ser imparable que deja el equipo de Flick cada vez que salta al verde.
En Can Barça saben que la resaca del úlitmo envite antes de un parón se prolonga 15 días, por más que estas semanas hayan sido mágicas con exhibiciones ante Bayern y Real Madrid, entre otros. Por este motivo, el técnico alemán ha pedido un esfuerzo extra de concentración al vestuario, que busca la que sería la octava victoria consecutiva.
El tridente de ataque, en fuego
Los buenos resultados han traído la calma y esta ha permitido la liberación total de varias figuras que viven, de largo, su mejor momento como azulgranas. Desatado, Lewandowski suma 19 goles en 16 partidos, mientras que Raphinha ya está en dobles dígitos. En el tridente ofensivo reace la responsabilidad de capitalizar el fútbol total de Flick, que también ha catapultado a los Kounde, Íñigo, Casadó y compañía. Todo el grupo vuela y los niveles de confianza están en máximos inimaginables meses atrás.
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En el Reale Arena, donde no pierde desde 2016, el Barça volverá a ser reconocible. Esa es, en realidad, la mejor virtud del líder. Juegue quien juegue, el plan de partido siempre es el mismo: presión asfixiante y valentía máxima en la línea defensiva. El conjunto azulgrana no negocia una idea que vuelve a enganchar al barcelonismo. En su discurso, Hansi trata de contener la euforia pero a cada recital se le hace más difícil. De hecho, ese parece ser el único rival del cuadro catalán a día de hoy: el vértigo que pueda provocar haber construido en menos de tres meses una auténtica apisonadora de rivales. Esta noche, el Barça intentará evidenciar otra vez que lo suyo no es una gran dinámica, sino su nueva realidad. Y de paso, celebrar el acuerdo con Nike.